Todo tiene su tiempo...
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora

viernes, 23 de noviembre de 2007

Hacia el Sur

El Sur… caminando, corriendo, solo andando.
La ruta se atraviesa en el camino… es un camino.

Al Sur uno se encuentra con los pensamientos, con los sentimientos… con uno mismo.
Al Sur el paisaje es distinto. Tal vez el gris y monótono relieve resulte triste para muchos, sin sentido, carente de belleza.
La jarilla te acompaña, te persigue, a un lado y otro de la ruta; esta ruta hacia el Sur.
Allí, donde el viento es diferente… te envuelve con su sonido, guarda secretos, te susurra historias. Historias de gente como vos, que de vez en cuando emprende este camino hacia el Sur.

Caminás, corrés, te parás, descansás y mirás todo alrededor.

No reconocés nada, aunque por momentos todo te parece familiar.

“Ya he pasado por este lugar”, pensás… y continuás.

Buscás al Sur de tu propia vida… dejás tu mente a un lado, con todos los pensamientos que se amontonan apresuradamente.

No querés compañía… hay viajes que no la necesitan.

Escapás al Sur. Deseás respirar.

Otro aire te invade; ¿tal vez aquél viento persistente?. No estás muy seguro, sólo tenés que seguir para averiguarlo.

Continuás al Sur, buscando tus respuestas, explicaciones; por qué no, un nuevo comienzo.

Todo sigue resultándote conocido. Y es que en la prisa por llegar a un lugar donde lo solitario se convierta en el abrigo ideal en este instante, olvidaste reparar en los detalles, en las pequeñeces, en cada uno de los matices que fueron parte de tu camino.

Llegás, lo explorás, descubrís.

Te apropiás de este rincón al Sur…

Al Sur de tu propia vida,

… ahí está tu corazón.

Pequeño rincón de cosas que leo y me sorprenden



Ella barrió el otoño del patio de mi casa
y casi a quemarropa se nos vino el verano.

De súbito, la escoba se llenó de ramas
y a sus manos, ya verdes, regresaron los pájaros.

Todo de golpe. Todo cruzó como una ráfaga.
Sucedió tan de pronto q no puedo acordarme
ni cómo se llamaba.

Barrió el otoño y luego
ella olvidó acordarse.
Creo q hemos pactado no acordarnos de nada.
Pero el otoño vuelve cada otoño
a mi casa, y acumula mil hojas
donde no escribo nada.

Ella no ha vuelto. Nunca voverá a su tarea
de barrer el otoño del patio de mi casa.
En adelante, el viento barrerá la nostalgia.

Lo que no entiendo es,
cómo me olvidé de olvidarla.

("Ronda para barrer el patio")
Armando Tejada Gómez