Todo tiene su tiempo...
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora

jueves, 27 de marzo de 2008

Cielo roto


"¿Qué es lo que sueñas tú?
¿Qué mueve tu interior?"


¿Cómo es el instante en que un sueño se disipa?
¿Qué se siente cuando se nos escapa del corazón una ilusión?
La duda se abre paso entre mis venas; corre por mi sangre con una rapidez casi imperceptible.
Me anuda la garganta; me quiebra; me aplasta; me hunde.
Uno más, hecho trizas, en pedazos; estallando hacia todo lo que me rodea. Se lleva mi aliento.
Mi alma se encoge. Mis ojos se nublan. Mi mente se apaga... y en el fondo, el corazón aún late.
Una puntada recorre lo más hondo de mi ser. Es un dolor que intenta escapar por los poros de mi piel. No encuentra salida; va y viene por todas partes; se refugia en mi cabeza; se rodea de otros pensamientos... se azota, se atormenta, se reprocha (se desconoce).
El silencio se apodera de mí.
El silencio invade todo en mí.
Asoma por mis ojos en forma de lágrima; quiere irse y, sin embargo, se queda.
Brota, se desliza, baja, cae, se pierde, desaparece... y otra vez, brota.

Hoy me invadió la tristeza; tanto, que todo se llena de silencios.
No necesito más palabras.
Hoy recorrí esos lugares que no conociste... que decidiste no conocer. Hoy me topé con tu ausencia, tan clara frente a mí.
Hoy sentí la necesidad de encontrarme con tus ojos; de escuchar tu voz... despertándome. Pero la tristeza es real... y no se trata de ningún sueño.

Hoy mi voz no quiere entonar melodías.
Mis dedos no se preparan para ningún acorde.
Mis letras se las lleva el viento... la ilusión.

Los sueños se deshicieron ante mis pies... dejaste caer mi frágil corazón.

Pequeño rincón de cosas que leo y me sorprenden



Ella barrió el otoño del patio de mi casa
y casi a quemarropa se nos vino el verano.

De súbito, la escoba se llenó de ramas
y a sus manos, ya verdes, regresaron los pájaros.

Todo de golpe. Todo cruzó como una ráfaga.
Sucedió tan de pronto q no puedo acordarme
ni cómo se llamaba.

Barrió el otoño y luego
ella olvidó acordarse.
Creo q hemos pactado no acordarnos de nada.
Pero el otoño vuelve cada otoño
a mi casa, y acumula mil hojas
donde no escribo nada.

Ella no ha vuelto. Nunca voverá a su tarea
de barrer el otoño del patio de mi casa.
En adelante, el viento barrerá la nostalgia.

Lo que no entiendo es,
cómo me olvidé de olvidarla.

("Ronda para barrer el patio")
Armando Tejada Gómez