Todo tiene su tiempo...
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora
domingo, 13 de marzo de 2011
El mar
Se levantó muy temprano por la mañana, cuando el sol apenas asoma sobre el horizonte.
En el campamento todos duermen. La pesca fue buena y extensa.
La marea está subiendo lentamente. El sol va entibiando la arena, mientras las gaviotas pintan de blanco y negro toda la costa.
El mar están tan quieto... sólo se oye el sonido del viento; la suave brisa de la tierra acariciando la superficie marina que se balancea casi imperceptiblemente. No hay olas que rompan en los acantilados o en las restingas. Sólo quietud.
Esa paz que transmite el lugar y que la lleva a pensar en él; que la conecta con su corazón.
Lo encontrás en mis confesiones sobre
La Patagonia,
Viajes
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Pequeño rincón de cosas que leo y me sorprenden
Ella barrió el otoño del patio de mi casa
y casi a quemarropa se nos vino el verano.
De súbito, la escoba se llenó de ramas
y a sus manos, ya verdes, regresaron los pájaros.
Todo de golpe. Todo cruzó como una ráfaga.
Sucedió tan de pronto q no puedo acordarme
ni cómo se llamaba.
Barrió el otoño y luego
ella olvidó acordarse.
Creo q hemos pactado no acordarnos de nada.
Pero el otoño vuelve cada otoño
a mi casa, y acumula mil hojas
donde no escribo nada.
Ella no ha vuelto. Nunca voverá a su tarea
de barrer el otoño del patio de mi casa.
En adelante, el viento barrerá la nostalgia.
Lo que no entiendo es,
cómo me olvidé de olvidarla.
("Ronda para barrer el patio")
Armando Tejada Gómez