Todo tiene su tiempo...
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora

sábado, 11 de agosto de 2007

El alma

Caminando rumbo a la orilla del río, me envolvió una suave brisa.
Recordaba como el recorrer las calles de aquel pueblo me hacían sentir con una fuerza inexplicable en mi interior.
Un mimo para el alma.
Mi alma... es para mi, lo que el aire es a las hojas de los árboles. Esos momentos en q todo ese movimiento cobra vida; se escurre entre las ramas y llega a todos los rincones de su corteza.

Mi alma es a mi vida, ese aire q llega a los rincones más profundos de mi ser; inunda el
corazón y se traslada a todo lo q vivo y soy.
Algunos tienen la capacidad de percibirlo; otros ignoran su existencia... y otros pueden robarte pedacitos de ella.

Mientras caminaba volvían a mi mente algunos fragmentos de un escritor mexicano... inútilmente intentaba hilvanar las frases. Sólo recordé las páginas donde encontrarlo.
Recordé personas, pero sólo 1 quedó en mi mente. Él es esa clase de gente "... q con solo abrir la boca llega hasta todos los límites del alma".
Y es probable q para acercarme a él, tenga mucho para caminar... pero en esta distancia q hoy atenta con mantenernos separados, lo busco y lo encuentro allí.
Lo encuentro en mi alma.

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Pequeño rincón de cosas que leo y me sorprenden



Ella barrió el otoño del patio de mi casa
y casi a quemarropa se nos vino el verano.

De súbito, la escoba se llenó de ramas
y a sus manos, ya verdes, regresaron los pájaros.

Todo de golpe. Todo cruzó como una ráfaga.
Sucedió tan de pronto q no puedo acordarme
ni cómo se llamaba.

Barrió el otoño y luego
ella olvidó acordarse.
Creo q hemos pactado no acordarnos de nada.
Pero el otoño vuelve cada otoño
a mi casa, y acumula mil hojas
donde no escribo nada.

Ella no ha vuelto. Nunca voverá a su tarea
de barrer el otoño del patio de mi casa.
En adelante, el viento barrerá la nostalgia.

Lo que no entiendo es,
cómo me olvidé de olvidarla.

("Ronda para barrer el patio")
Armando Tejada Gómez