Todo tiene su tiempo...
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora

lunes, 25 de junio de 2007

Como para empezar...

Bueno... acá estoy... y a mi q me cuesta poco escribir.
mmmmmmmmm.... lo q se viene señoreeees
Ultimamente me he deleitado (y no es una palabra exagerada) con lo leído en el Almacen y en algún q otro blog pulpesco...
Risas... síiii, muchas y llegadas en el mejor momento; en el oportuno. Así q se agradece... ya q estoy aprendiendo de chantunes, de la fauna masculina y femenina nocturna, de la historia q no nos quieren contar, del problema cárnico y taaaaaaaaantas cosas más.
Lo mío es más dulzón creo... va de romanticona a reflexiva y cuestionadora... de todo
Pero espero aportar algo... siempre con la mejor onda, porsu.

Seguiré poco a poco... tenganme paciencia xfa q venimos intentando meterle unas Energizer al estudio a ver si nos recibimos en unos meses....

Ta lueguitoooo...

4 comentarios:

Unknown dijo...

Bienvenida al espacio blogófilo!!!
A ver si el sur también existe...
Cuando haya luz entre, y si está a oscuras, por las dudas golpee, cierto?
Nos seguimos leyendo.
Besos y abrazos a muchas manos

Anónimo dijo...

claro que la patagonia también existe! y está muy bien que la reivindiques y que nos cuentes y que nos muestres...
es así, vi luz y entré...
pd: el sitio msn es con acceso restringido, no?

Anónimo dijo...

Bonsai... pase y vea q se puede!
Gracias x su msje.

Francisco Pereira dijo...

Después de un año, leer este post resulta contrastante con los resultados obtenidos; hermosas historias, interesantes reflexiones

Pequeño rincón de cosas que leo y me sorprenden



Ella barrió el otoño del patio de mi casa
y casi a quemarropa se nos vino el verano.

De súbito, la escoba se llenó de ramas
y a sus manos, ya verdes, regresaron los pájaros.

Todo de golpe. Todo cruzó como una ráfaga.
Sucedió tan de pronto q no puedo acordarme
ni cómo se llamaba.

Barrió el otoño y luego
ella olvidó acordarse.
Creo q hemos pactado no acordarnos de nada.
Pero el otoño vuelve cada otoño
a mi casa, y acumula mil hojas
donde no escribo nada.

Ella no ha vuelto. Nunca voverá a su tarea
de barrer el otoño del patio de mi casa.
En adelante, el viento barrerá la nostalgia.

Lo que no entiendo es,
cómo me olvidé de olvidarla.

("Ronda para barrer el patio")
Armando Tejada Gómez