La casa y sus demandas; también el estudio… el ritmo universitario y todo lo que ello implica.
Si lo leo así, puede que todas las palabras anteriormente mencionadas describan parte de mi vida últimamente.
Entonces, me preguntaba: ¿Qué es lo que más extraño?
Extraño salir a caminar.
Es algo q me gusta de vivir acá, o cuando recorro algunos lugares durante las vacaciones (la cordillera… impecable en el verano!)
Largas caminatas (preferentemente en los inicios del otoño y durante la primavera); aire fresco entre las alamedas del valle; tranquilidad…
Caminar que va de la mano con replantear situaciones y por qué ando corriendo tanto. O, lo que es mejor, no pensar en nada!
Caminar que implica un “parate” en la alocada vida que vamos llevando. Ritmo que se acelera, a veces demasiado, y cuando queremos darnos cuenta, andamos un poquito nerviosos (je!)
Extraño caminar x mi adorado “pueblucho”…o por la playa (sobretodo en esta época q se ven ballenas con crías… eso sí, mientras calienta el sol, porq sino chupás un friope q ni te cuento)
Esas caminatas significan: tiempo para mi… para estar solita, disfrutando tranquila, respirando segundo a segundo con mis sentidos completamente dispuestos a captar aquellos instantes.
No hablo de compañía… de extrañar tiempo con amigos o algún amor, sino de un tiempo a solas.
No necesitan, de vez en cuando, un rato con uds. mismos? Sin el bullicio de la calle (ni hablar en las ciudades grandes, donde he visto como la mayoría está en la suya y caminan como si el tiempo se les terminara YA!), sin las presiones de llegar a horario a algún lugar, sin las demandas familiares…
Solitos!
3 comentarios:
Ah tener un día para mí!!!
Como dice Steve Jobs...
Viví todos los días como si fuera el útlimo y algún día tendrás razón.
Cuando te levantes preguntate si lo que vas a hacer es lo que harías si fuera el último día de tu vida.
Si pasan muchos días que la respuesta es no, algo tiene que cambiar.
Por suerte me doy esos espacios...
Y si me pilla la muerte, me va a enocntrar cantando y feliz.
A veces, extraño comer mandarinas en el campo. Sentada arriba de la planta. Pelarlas, escupir la semilla. Si, escupirlas. Tirar la cáscara al piso (pero no en actitud de no-me-importa-ensuciar, no. Porque esta bien que la cascara quede ahí.. es el campo!!). Qué lindo. El campo de Maru.
Pero acá, en la ciudad, a falta de plantas de mandarinas, he encontrado espacios o actividades, por así decirlo, que al ocuparlos/realizarlas me regocijan de manera comparable...
Hay que volver, de vez en cuando, a esos estados de plenitud. De calma...
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Andru, me gustan las fotos... las sacás vos?
¡Claro que sí! Es curioso como el movernos físicamente nos hace avanzar mentalmente... lo extraño, como no... cuando vivía en el campo y perdía mis tardes escuchando las flores cantándole al atardecer...
Brillante.
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